Toca fusionarse a las ‘telecos’ porque el negocio ya no da… y Vodafone tiene la llave
Fusionarse o morir. Si en los dos últimos años han sido los bancos los que han tenido que casarse para reducir costes en un negocio sin rentabilidad, ahora les llega el turno a las empresas de telecomunicaciones. A primera vista, suena raro: ¿Cómo es posible que no sean rentables si estamos todo el día con el móvil, todos tenemos wifi en casa y muchos también televisión de pago? Pues por increíble que parezca, no, el negocio ya no da.
Para empezar, se trata de un sector ya maduro: cuando todo el mundo ya tiene el servicio, la única forma de crecer es quitarle clientes a la competencia. Por eso, nos están dando la turra todo el día sus comerciales para que nos cambiemos de empresa. Y dado que el servicio es similar en todas ellas, la única vía es ofrecer un precio más bajo. Lo cual se come los márgenes y la rentabilidad.
En España, se añaden dos elementos adicionales. El primero es nuestra cultura de que todo tiene que ser gratis o, si no puede ser, pues muy barato. No queremos pagar comisiones en los bancos, queremos leer el periódico gratis y que las telecos nos regalen móviles y que nos den una tarifa plana muy baja con todo incluido.
El segundo se deriva de esto, y es que las operadoras son tremendamente agresivas, en especial las pequeñas como Digi, Finetwork, Avatel, R, Telecable o incluso las segundas marcas de los grandes, como Yoigo, Jazztel, Lowi o PepePhone. La guerra llega a un punto que Orange y Vodafone consideran a nuestro país una anomalía en Europa. De hecho, las tres grandes (sumamos a Telefónica) perdieron 71.000 líneas móviles en diciembre a manos de los pequeños.
El problema no son los precios, sino la dispersión de clientes
Y finalmente, un elemento crítico: las enormes necesidades de inversión del sector, que además son constantes (el 2G sólo tiene 15 años y ya vamos a lanzar el 5G, que requiere unos 6.000 millones de inversión). Para acometerlas, hacen falta jugadores con suficiente músculo financiero, o no las hará nadie.
Una fuente del sector explica que «el problema no es competir en precios, sino la necesidad de tener masa crítica de clientes aunque los precios sean bajos. Ahora tenemos una creciente dispersión de clientes y, cuantos más pequeños haya, más dispersión. La competencia en precio será igual con menos operadores, pero, si tienes que repartir los clientes entre 20, ninguno tiene masa crítica suficiente. Puedes aguantar los precios bajos si tienes un trozo relevante de la tarta». Y pone el ejemplo de EEUU, donde sólo hay tres operadores que tienen precios muy bajos pero muchos clientes, lo que les da músculo para invertir.
Así que es lo que hay, que diría Koeman. No hay más remedio que adaptarse y, si no se puede jugar la Champions, habrá que jugar la Europa League. Es decir, reducir costes. Y como no basta con los ERE del año pasado (3.125 empleados entre las tres grandes), no les queda otra que fusionarse. De ahí que estén hablando entre sí las citadas Vodafone y Orange, y con MásMóvil. El propio presidente de Orange, Stéphane Richard, ha reconocido esta semana que está «trabajando activamente» para ser parte de la consolidación del mercado español. Vodafone también había dicho algo parecido a principios de mes.
¿Qué consiguen fusionándose? Por un lado, al igual que los bancos, sinergias: sumas los ingresos de dos empresas pero reduces los costes conjuntos (es decir, echas gente). Y esto te permite elevar el beneficio y la rentabilidad. Y, como se ha dicho, al haber menos competidores, cada uno tiene más masa crítica para ser rentable e invertir. Y eso afecta no sólo a las que se fusionan, sino a todos. Por eso, Pallete está encantado con el movimiento aunque Telefónica no vaya a participar en él. De hecho, cada vez que hay rumores de una operación de sus competidores, su cotización se dispara. Felicidad.
¿Quién se fusionará con quién?
Si ya está claro que el movimiento es inevitable y que los tres citados hablan entre sí, sólo falta saber quiénes serán finalmente los novios. De Orange, Vodafone y MásMóvil, dos se casarán y uno se quedará soltero (al menos de momento).
Orange es el más fuerte y, si se fusionan los otros dos, se quedará como tercero en discordia muy lejos de los dos primeros, con lo que cada vez le costará más competir. Estratégicamente, tiene que participar en una operación si quiere evitar ese escenario, un elemento mucho más importante que el precio que deba pagar. Para Orange, España es un mercado crítico y tiene capacidad financiera de sobra. Su candidato ideal es MásMóvil, porque es el principal cliente de sus redes fija y móvil, y los ingresos mayoristas suponen el 19% del total. Si la empresa que dirige Meinrad Spenger se fusiona con Vodafone, perdería ese contrato.
Por el contrario, Vodafone tiene una presencia mucho más importante en otros países que en España, donde ha ido perdiendo fuelle en los últimos 10 años con decisiones como no ofrecer el fútbol. «El verdadero dilema en esta historia es el de Vodafone, si apuesta o no por España», según otra fuente.
Si decide que le interesa, tiene dos opciones: una apuesta ‘perdedora’ que sería una fusión con MásMóvil en la que mande este último (que es lo que quieren los fondos que la controlan, KKR, Cinvent y Providence); y una ‘ganadora’ que sería la misma operación pero liderando ellos (aunque dejaran a Spenger en la presidencia durante un tiempo). Si decide que no le interesa, lo lógico sería vender a Orange en una operación que crearía un gigante a muy poca distancia de Telefónica.
Por último, MásMóvil está viendo los toros desde la barrera, como Telefónica: se encuentra a la espera de que los otros dos pasen por allí y le hagan sus propuestas. El riesgo es que Orange y Vodafone se fusionen entre ellos, pero poco podrá hacer Spenger para evitarlo si es la decisión final de la compañía británica.
Por cierto, Telefónica también necesita buscar un socio para Movistar, porque necesita una plataforma más grande y más competitiva en vista de hacia dónde va el mercado. Ya hemos visto unas cuentas fusiones en el sector: Univision-Televisa, Warner-Discovery y Sky-Showtime. Pero eso es otra historia de la que hablaremos en su momento.